Cada vez que se habla de medidas económicas para reducir la contaminación o aumentar la seguridad, surgen un montón de voces a favor y en contra, no hay más que ver los comentarios de la guía para el Plan Vive que publicábamos hace unos días.
Algunas ideas no tienen mucho fundamento, los mismos que critican al Gobierno (de este color o del otro) cuando no hace nada lo critican de igual forma cuando hace algo. Ya se sabe, todos somos expertos en macroeconomía en verano, hasta que en breve volvamos a ser expertos seleccionadores deportivos.
Sin embargo, otros comentarios aportan puntos de vista muy interesantes y nos sirven para contextualizar la medida y ver sus puntos a favor y en contra. Por ejemplo, para cuántos coches serviría en ayudas directas.
Por lo interesante de estos debates quiero hablar de una medida que comentan nuestros compañeros de El Blog Salmón, propuesta por el economista Alan Blinder. Este señor piensa que el Gobierno podría comprar los coches más contaminantes y viejos a sus dueños por una cantidad de dinero determinada, sin que esto obligue al vendedor a comprar otro coche con ese dinero.
Esta medida ayudaría a fortalecer la economía de la gente más pobre/menos rica, que suele ser la que tiene coches más viejos (arriesgada generalización), y además reduciría la contaminación.
A primera vista me parece una medida muy mala. Me suena a "los pobres que se queden sin coche y así no molestan". Pero por otra parte, no hace muchos minutos estaba imaginándome lo que me gustaría tener un Toyota Winglet para desplazarme por la ciudad, puede que fuese una opción para mucha otra gente.
Y ojo, porque esto tampoco es incompatible con tener tu Porsche 911 para los fines de semana. Es decir, puede que no se trate de "dejar sin coche a los que menos tienen" sino de apostar por medios de transporte más efectivos para todo el mundo.
Aunque, en mi opinión, esta medida tampoco es una buena solución. Cambiar el mundo es una tarea difícil.
Vía | El Blog Salmón
En Motorpasión | Plan VIVE, el nuevo plan Prever, Plan VIVE, guía práctica
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