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Un cordobés más. Distendido pese a quedar en segundo lugar, Marcus Gronholm sonrió y saludó al público que lo aplaudió con furia hasta el final. Son muchos rallys en estas tierras y el piloto ya empieza a tener tonada. Cómo será que antes de irse se acercó a las plateas bajas y recibió de manos de los fanáticos una camiseta celeste y blanca, que sacudió con alegría ante las cámaras del mundo. Vale mencionar que el tercero del podio, Mikko Hirvonen le revoleó sus guantes a la tribuna, donde los fans se agolparon para quedarse con un trofeo del Rally.
Show y color. El salteño Juan Carlos Alonso fue uno de los que entendió que el Rally en Córdoba es un espectáculo esperado todo el año. Caracoleando y levantando polvareda con su Subaru le puso emoción a su pasada, y los banderilleros tuvieron que hacer un esfuerzo enorme. ¡Qué alguien pare a Alonso!, dijo el animador, cuando el piloto siguió en carrera más de la cuenta para regocijo y carcajada de todos.
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Solito y prudente. Joan Font, el piloto español del Mitsubishi Lancer Evo blanco, fue el último en correr la prueba por orden de llegada, y le tocó hacer en solitario todo el circuito. Como quien resguarda la honra y el instrumento de trabajo, aceleró en las rectas y pasó los saltos como quien esquiva un bache o una lomada en la ciudad: tranquilo. Le tocó pasar justo frente al podio del grupo N4 y los ganadores lo rociaron con champagne. Toda una despedida con honores.
¿Y el brindis? Quizás un poco fuera de lugar pero conservando la línea, mientras los ganadores del Rally brindaban y bailaban bajo una lluvia de burbujas, el director de la Agencia Córdoba Turismo Carlos Alesandri bebía agua mineral de una botella.
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