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Vestidos de rally. Los fanáticos de las grandes escuderías ya se dejan ver por las calles de la ciudad de Córdoba hablando en idiomas metálicos y mirando cada plaza y cantero como un posible circuito donde los cordobeses -se supone- practicamos todo el año para el Rally.
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Es que en medio de la ciudad y más aún en las sierras, el vestuario empieza a teñirse de carrera. Los comercios dedicados a vender tazas, camisetas, vinchas y banderas de fútbol están virando hacia el automovilismo. Y no es para menos, dentro de diez días sólo se hablará de Rally en cada esquina de Córdoba.
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Como cada año, los primes estarán tapizados de vendedores con preciada mercancía: caps de Subaru, buzos de Citröen, bufandas de Ford, guantes de Mitsubishi... y lo que la imaginación dicte, puesto que los cuellos polares y las polainas de lana también vienen esponsoreadas, y sumando.
No se trata de retener la respiración y calzarse un catsuit ajustado cual promotora de neumáticos, sino buscar que la competencia te acompañe hasta el minuto cero: cuando hay que volver a casa a quitarse la tierra de encima.
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